La vuelta de Michael Fox: el astro de Volver al Futuro lucha contra el Parkinson

El ídolo de la saga cinematográfica Volver al futuro, Micheal J. Fox, alejado de la carrera artídtica por un prematuro mal de Parkinson, está de vuelta. Hoy el diario Clarín publica una entrevista realizada en los Estados Unidos en la que el actor habla de que prefirió no "elegir la lástima" y cuenta todo acerca de su regreso.


Esta es la nota:

"Cuando Michael J. Fox llega a la recepción de su oficina en Nueva York, lo hace como un boxeador dispuesto a la pelea. No es tanto la forma en que se mueve, si bien ese es en parte el motivo de la impresión, ya que el peso pasa constantemente de un pie al otro. "Siento que estoy colgado de una percha y con los pies en el aire", escribe en su autobiografía, Lucky Man, que describe los efectos del Parkinson que padece desde hace más de dos décadas.

Lo que le da el aspecto de un boxeador es sobre todo la mirada. Cuando Fox se encuentra con alguien por primera vez, adopta esa mirada orgullosa y desafiante, afinada en veinte años de encontrarse con la reacción que provoca en un primer momento.

"Hola, gracias por venir", murmura, y estira el brazo derecho. Me mira fijo durante unos segundos antes de conducirme a su oficina, decorada con premios Emmy, guitarras clásicas y fotos suyas y de su esposa, Tracy Pollan, con los cuatro hijos de ambos.

Fox está promoviendo su nueva serie, The Michael J. Fox Show. Es la primera desde que abandonó la elogiada Spin City, en 2000, cuando el Parkinson le hizo imposible seguir adelante. Si bien es más conocido por sus películas - Volver al futuro,Muchacho loboDoctor Hollywood-, siempre ha tenido éxito en la TV estadounidense. Los canales compitieron con fuerza por el nuevo programa de Fox, y es difícil caminar en Nueva York sin ver un aviso gigante de la serie. Se trata de un logro extraordinario para un hombre de cincuenta y dos años al que a los treinta le dijeron que tendría suerte si podía seguir trabajando a los cuarenta. Se enorgullece de haber desafiado los pronósticos médicos, tal como alguna vez desafió a entrenadores escolares que lo elegían en último término debido a su constitución menuda. "Si me elige en último lugar, haré todo lo que pueda para que quede como un tonto", dice.

El programa cuenta la historia de Mike Henry, un conductor de noticiero que se retiró cinco años debido al Parkinson y que ahora decide volver a trabajar. Es una serie tradicional y, a juzgar por el piloto, no ha resuelto del todo cómo permitir que Fox haga gala del ingenio que siempre lo caracterizó como actor cómico. Pero para quienes crecimos viéndolo, es una alegría verlo volver a trabajar, y es un sentimiento que él comparte.

"Quería volver, crear un mundo y entretener a la gente. Da satisfacción saber que tal vez uno está haciendo algo más importante, pero no me corresponde a mí juzgarlo. Si el programa cura los males de la humanidad, tanto mejor", dice.

Pero Fox aclaró muy bien algunos puntos sobre el Parkinson en el programa(además del protagonista, es el productor). Si bien el público ve a su personaje, Mike, exclusivamente como a un hombre con Parkinson y aplaude cada vez que aparece, no es así para la familia de Mike. No le hacen concesiones, y le sacan la comida si tarda demasiado en comer. Eso es exactamente lo que quiere.

"Muchas veces, la gente que tiene un problema de salud se convierte en el paciente observado y otros proyectan sus propios sentimientos en ellos. Yo no quiero complicarme más la vida aceptando las proyecciones de otros ni con mis propias proyecciones sobre cómo deberían tratarme", dice.

Sus hijos no lo conocieron antes del Parkinson. Su hijo nació en 1989, dos antes del diagnóstico. Sus hijas mellizas nacieron en 1995, y la hija menor es de 2001. "Para ellos es parte de la familia. Si se les pide a mis hijos que me describan, dirían toda una larga lista de palabras antes de pensar en Parkinson. La verdad, tampoco yo pienso mucho en eso. Hablo de ello porque está ahí, pero no es mi totalidad", afirma.

El piloto también destaca que Mike y su esposa tienen una relación física muy feliz. ¿Era un punto que Fox quería aclarar públicamente? "Sí, es importante. Cuando la gente me pregunta sobre la relación con mi esposa, digo que todo depende de quién es el agente del movimiento en ese momento. Por lo demás, todo está bien", contesta.

Sigue teniendo un aspecto tan atractivo como cuando apareció en Volver al futuro a los veinticuatro años, y la voz es la misma que alguna vez le rogó a Doc Brown que lo devolviera a 1985.
Si bien Fox insiste en que nunca quiso ser heroico, sabe que es el rostro público del Parkinson. ¿Le preocupa cuál es la mejor manera de presentarle la enfermedad al público?
"No. Tengo conciencia de que a la gente le hace bien ver lo que hago y, por lo general, a la comunidad de enfermos de Parkinson le alegra que se mencione el tema sin caer en la lástima", contesta.

A Fox le produce verdadero horror dar lástima, y sin duda ese es otro de los factores que lo llevaron a trabajar nuevamente. "Debido a todo lo que he hecho, no inspiro lástima, y eso es genial. No lo soportaría", dice. "La lástima no es más que otra forma de maltrato". La decisión de controlar la reacción a su enfermedad también subyace en su conocido optimismo. Como surge del título de su autobiografía, considera que el Parkinson es "un regalo", si bien es infatigable en lo que respecta a buscar una cura. Su fundación ha recaudado más de 350 millones de dólares para financiar investigaciones sobre el Parkinson. Algunas de sus frases más habituales son: "Es lo que es" y "Se tiene lo que se tiene y no hay que quejarse." Sabe que algunos podrán dudar de la veracidad de su actitud. "Elijo no elegir la rabia", dice.

Fue su esposa quien lo ayudó a hacer esa elección. Fox y Pollan se casaron en 1988.
"Hoy no estaría con vida de no ser por Tracy. No me cabe duda. La gente pinta a Tracy como ejemplo de estoicismo, de esposa sufriente y todas esas estupideces. Mi situación es esta, y ella se hace cargo. Nunca lamento que ella tenga que soportar esto. Cuando le conté que tenía Parkinson, le pregunté: '¿Sigues en esto?' Ella contestó que sí, y eso fue todo." Como consecuencia de su fama, se habituó a las miradas, los murmullos, a la sensación de pérdida del control. Cuando, a fines de los años 80, advirtió que estaba tomando demasiado, usó para abandonar el alcohol las mismas herramientas que utilizó después para enfrentar el Parkinson: "Hay que aceptar la indefensión de forma graciosa." Y dice que la fama y el alcoholismo lo prepararon para el Parkinson.

Cuando le diagnosticaron la enfermedad, decidió aparecer sólo en cosas que le gustaran mucho, como volver a la televisión en Spin City y doblar la voz en Stuart Little. ¿Habría podido retroceder de no haberse enfermado?

"No lo creo. Había demasiado ego en juego. Tampoco habría podido dejar de tomar de no haber sido por el diagnóstico, y tal vez mi esposa y yo nos habríamos separado como consecuencia de eso. No lo sé." Es por eso que considera que el Parkinson fue un regalo.

Traducción de Joaquín Ibarburu"

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