INOLVIDABLE "NEGRO" OLMEDO

Decenas de porteños se acercaron a la estatua que recuerda a uno de los capocómicos más importantes del país, para rendirle homenaje en el día que hubiera cumplido 80 años, señala el diario Crónica.


Ochenta años atrás, en la ciudad de Rosario, nacía uno de los más grandes capocómicos de nuestra historia, Alberto Olmedo. Y esa magia, al apagarse en 1988 de nuestro plano, se convirtió en etérea. Con su recuerdo, las sonrisas no dejan de formarse en los rostros de aquellos que disfrutaron sus programas y películas.
El sábado, en el que hubiera sido su cumpleaños, muchos porteños le rindieron homenaje, haciendo que su brazo de metal los rodeara como si fueran grandes amigos. Más que nunca, se sentaron a su lado en la estatua que lo recuerda.
Esquina porteña y céntrica la de avenida Corrientes y Uruguay. Algo sucede en esas coordenadas repletas de ruido y multitudes. Todos frenan, sonríen y miran a los dos que están sentados en el sillón en eterna espera. Son Borges y Alvarez, Olmedo y Portales, que se miran de reojo divirtiéndose con algún chiste secreto que sólo ellos conocen.
Estos locos jocosos hacen espacio para que sus fans se acerquen y compartan un momento junto a estos cracks del humor. Y el desfile fue interminable. Muchos más flashes de lo habitual para hacer del instante una celebración de los 80 años que hubiera cumplido Olmedo. El homenaje es fugaz, pero interminable. Se hace fila para conseguir un retrato del Negro y su partenaire, que perdure y se mantenga presente en la retina.
La instantánea quedará, entonces, grabada en las cámaras fotográficas y corazones de aquellos transeúntes que, intencionalmente o por pura casualidad se encuentran con sus rostros, inmóviles, pero inmortales.

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