Trolls y debunkers: Una verdadera guerra en la web

Lo que resulta cada día más evidente en el mundo es la creciente polarización a la que se ve sometida la humanidad como parte de una lucha de poderes que se mueven en diferentes direcciones y manejan diferentes intereses contrapuestos. Ese sentido de la lucha no se expresa unicamente en campos de batalla o territorios quemados, sino que se practica ampliamente en forma de operaciones de inteligencia y contrainteligencia de ambos bandos.



Esas operaciones buscan, sin excepción, crear corrientes de pensamiento, predisponer a las sociedades o crear movimientos de grupos bajo una misma bandera con el fin de moldear la opinión pública llevandola a apoyar o renegar de tal o cual causa que se presente.
Tanto gobiernos (sean autoritarios o democráticos) como corporaciones leales a uno u otro bando de la contienda, dedican una parte de sus recursos a esta suerte de ingeniería social que tiene como único objetivo calar en la mente de cada individuo para hacerlo soldado de una causa que muy probablemente le sea ajena.
Así es como a través de los medios masivos de comunicación y de algunos medios alternativos en Internet, los grandes think tanks con intereses contrapuestos dan rienda suelta a una creatividad inusitada que busca no ya decir verdades o exponer hechos de manera ecuánime, sino condicionar a la gente a que crea una u otra versión de la historia, creando apoyos basados mayormente en interpretaciones de terceros.
La desinformación, en este marco, es vital para el funcionamiento de esas estrategias: no es que se trate de ocultar o negar una verdad, sino de rodearla de la mayor cantidad de información confusa posible, que aleje al eventual receptor del mensaje del verdadero contenido del mismo.
Métodos de desinformación en los medios
Los medios dominantes, otrora encargados de la tarea de investigar la corrupción gubernamental y de ejercer una especie de control ciudadano sobre los poderes dominantes, se han convertido en nada más que una firma de relaciones públicas para funcionarios corruptos y los manipuladores globalistas. Los días del legítimo “periodista de investigación” parecen haber quedado atrás y el propio periodismo se ha convertido en un rancio charco de así llamados “editorialistas televisivos” que tratan sus propias infundadas opiniones como si fueran hechos confirmados.
La apropiación de noticias ha estado ocurriendo en una u otra forma desde la invención de la máquina impresora. Sin embargo, los primeros métodos de desinformación en los medios fructificaron verdaderamente bajo la supervisión del magnate de la prensa William Randolph Hearst, el cual creía que la verdad era “subjetiva” y estaba sujeta a su interpretación personal.
Algunas de las principales tácticas utilizadas por los medios dominantes para engañar a las masas son los siguientes:
Grandes mentiras, retractaciones insignificantes: las fuentes mediáticas dominantes (en especial los periódicos) son tristemente célebres por la publicación de noticias deshonestas y no fundamentadas en su primera plana, y por retractarse tranquilamente en la última página cuando son atrapados. En ese caso, la intención es introducir la mentira en la consciencia colectiva. Una vez que la mentira termina por salir a la luz, ya es demasiado tarde y una gran porción de la población no se dará cuenta o no se interesará cuando se conozca la verdad.
Fuentes no confirmadas o bajo control presentadas como hechos: las noticias por cable citan a menudo información de fuentes “anónimas”, fuentes gubernamentales que tienen interés propio o un plan obvio, o fuentes de “expertos”, sin suministrar el punto de vista de un “experto” alternativo. La información suministrada por estas fuentes no suele estar respaldada por otra cosa que la fe ciega.
Omisión calculada: conocida también como “selección a gusto” de datos. Una simple información o ítem raíz de la verdad puede descarrillar toda una noticia de desinformación y, por lo tanto, en lugar de mencionarla simplemente pretenden que no existe. Cuando se omite el hecho la mentira puede aparecer como si fuera enteramente racional. Esta táctica también se utiliza ampliamente cuando agentes de desinformación y periodistas corruptos participan en debates abiertos.
Distracción y elaboración de relevancia: a veces la verdad llega a la consciencia pública a pesar de todos los intentos de los medios por enterrarla. Cuando esto ocurre su único recurso es intentar cambiar la atención del público y distraerlo de la verdad que estaba a punto de llegar a comprender. Los medios lo logran mediante la “sobre-información” respecto a un tema que no tiene nada que ver con los problemas más importantes de la actualidad. Irónicamente, los medios pueden tomar una historia sin importancia e informar sobre ella ad nauseam, ¡llevar a que muchos ciudadanos asuman que porque los medios no se callan, tiene que ser importante!
Tácticas deshonestas de debate: a veces, personas que realmente se preocupan por la búsqueda media de honradez e información legítima basada en hechos se abren paso y aparecen en la televisión. Sin embargo, pocas veces se les permite compartir sus puntos de vista o conocimientos sin que tengan que imponerse contra un muro de engaños y propaganda cuidadosamente articulada. Como los medios saben que perderán credibilidad si no permiten de vez en cuando que se pronuncien invitados con puntos de vista opuestos, preparan y coreografían debates especializados en la televisión en ambientes altamente restrictivos que ponen al invitado a la defensiva y hacen que le resulte difícil comunicar claramente sus ideas o hechos.
Los eruditos de la televisión suelen estar entrenados en lo que se llama comúnmente “Tácticas Alinsky”. Saul Alinsky fue un relativista moral y un campeón de la mentira como instrumento por el “bien común”; esencialmente, un Maquiavelo de nuestros días. Sus “Reglas para radicales” debían servir supuestamente para activistas de base que se oponían al establishment y subrayaban el uso de cualquier medio necesario para derrotar a la oposición política. ¿Pero es verdaderamente posible derrotar a un establishment construido sobre mentiras, utilizando mentiras aún más perfeccionadas o sacrificando la propia ética? En realidad, sus estrategias constituyen el formato perfecto para instituciones y gobiernos corruptos a fin de desviar el disenso de las masas. Actualmente, las reglas de Alinsky las utiliza más el establishment que los que se le oponen.
La estrategia de Alinsky: ganar a cualquier precio, aunque haya que mentir
Gobiernos y especialistas de la desinformación en todo el mundo han adoptado las tácticas de Alinsky, pero son más visibles en los debates en la televisión. Aunque Alinsky sermoneó sobre la necesidad de la confrontación en la sociedad, sus tácticas de debate están realmente pensadas para esquivar una confrontación real y honesta de ideas opuestas mediante trucos escurridizos y desviaciones. Las tácticas de Alinsky, y su usanza moderna, se pueden resumir como sigue:
1) El poder no es solo el que posees, sino el que los adversarios creen que posees.
Vemos esta táctica en muchas formas. Por ejemplo, presentar el propio movimiento como dominante y al oponente como marginal. Convencer al oponente de que su lucha es fútil. El lado opuesto puede actuar de modo diferente o incluso dudar sobre si actuar, sobre la base de su percepción de tu poder. ¿Cuán a menudo hemos oído lo siguiente: “El gobierno tiene drones depredadores? Ya no hay nada que hacer…”. Es una proyección de invencibilidad exagerada hecha para provocar la apatía de las masas.
2) Cuando sea posible, aléjate de la experiencia de tus adversarios.
No te involucres en un debate sobre un tema que no dominas tan bien o mejor que el lado opuesto. Si es posible, llévalo a una situación semejante. Ándate por la tangente. Busca modos de aumentar la inseguridad, la ansiedad y la incertidumbre en el lado opuesto. Esto se suele utilizar contra entrevistados involuntarios cuyas posiciones se ajustan para ser sesgadas en los programas de noticias de cable. Se toma al entrevistado por sorpresa mediante argumentos aparentemente irrelevantes que se ve obligado a encarar. En la televisión y la radio, esto también sirve para perder tiempo de transmisión a fin de impedir que el objetivo exprese su propia posición.
3) Obliga a tus adversarios a ajustarse a sus propias reglas.
El objetivo es atacar la credibilidad y reputación del oponente mediante acusaciones de hipocresía. Si el táctico logra atrapar al oponente aunque sea en el menor error, crea una oportunidad para más ataques y distrae de la cuestión moral más amplia.
4) El ridículo es el arma más poderosa del hombre.
“Ron Paul es un loco”, “Los partidarios del oro están locos”, “Los constitucionalistas son extremistas marginales”, “Los anti K son todos unos viejos gorilas retrógrados”. Es casi imposible rebatir el ridículo sin fundamento porque tiene la intención de ser irracional. Enfurece a la oposición, que entonces reacciona en tu propio beneficio. También funciona como un punto de presión para obligar al enemigo a hacer concesiones.
5) Una táctica no es buena si la gente no obtiene placer al aplicarla.
La popularización del término “Teabaggers” (denominación burlesca para partidarios del grupo político Tea Party en USA) es un ejemplo clásico; se impuso porque la gente parece creer que es ingenioso y les gusta decirlo. El mantener puntos de conversación simples y divertidos ayuda a que tu lado se mantenga motivado y a que sus tácticas se propaguen autónomamente, sin instrucción o aliento.
6) Una táctica que se practica demasiado tiempo se agota.
No sirve convertirse en noticias viejas. Si se mantienen frescas las tácticas, es más fácil mantener activa a tu agente. No todos los agentes de la desinformación son pagados. Los “idiotas útiles” tienen que ser motivados por otros medios. La desinformación dominante cambia a menudo de velocidad de un método al siguiente y de vuelta.
7) Mantener la presión con diferentes tácticas y acciones, y utilizar todos los eventos del período para los propios propósitos.
Usar continuamente algo nuevo para desequilibrar al lado opuesto. Cuando éste domine un tema, se lo ataca desde el flanco con algo nuevo. Nunca hay que dar al objetivo la posibilidad de descansar, reagruparse, recuperarse o cambiar de estrategia. Hay que aprovechar los acontecimientos actuales y sesgar sus implicaciones para apoyar tu posición. Nunca hay que desperdiciar una buena crisis.
8 ) La amenaza aterroriza más que la acción misma.
Esto corresponde a la Regla Nº 1. La percepción es realidad. Permitir que el lado opuesto gaste toda su energía a la espera de un escenario insuperable. Las calamitosas posibilidades pueden envenenar fácilmente la mente y llevar a la desmoralización.
9) La ley principal de táctica es el desarrollo de operaciones que mantengan la presión constante sobre el adversario.
El objetivo de esta presión es obligar al lado opuesto a reaccionar y cometer los errores que son necesarios para el éxito final de la campaña.
10) Si impones una negativa lo suficientemente dura y profundamente, se convertirá en lo contrario.
Como instrumentos del activismo de base, las tácticas de Alinsky se han utilizado históricamente (por ejemplo, por movimientos sindicales o especialistas en operaciones clandestinas) para obligar al lado opuesto a reaccionar con violencia contra activistas, lo que lleva a la simpatía popular por la causa de los activistas. Actualmente, movimientos de base y revoluciones falsas (o cooptadas) utilizan esta técnica en debates así como en acciones callejeras planificadas y rebeliones. Ejemplos sobran.
11) El precio de un ataque exitoso es una alternativa constructiva.
No hay que permitir que el enemigo consiga ventajas porque uno se encuentra ante una solución para el problema. Hoy en día, esto se utiliza a menudo de modo ofensivo contra activistas legítimos, como los oponentes a la Reserva Federal. Quejarse de que tu oponente solo “señala los problemas”. Exigir que ofrezca no solo “una solución” sino LA solución. Obviamente nadie tiene “la solución”. Cuando no logre producir el milagro que solicitaste, se descarta todo el argumento y todos los hechos que ha presentado como injustificados.
12) Escoge el objetivo, congelalo y polarizalo.
Separar la red de apoyo y aislar el objetivo de la simpatía. Los partidarios del lado opuesto se desenmascararán ellos mismos. Atacar a individuos, no a organizaciones o instituciones. Se hiere más rápido a la gente que a las instituciones.
Métodos de desinformación en internet
Trolls en Internet, conocidos también como “blogueros pagados” son creciente y abiertamente utilizados tanto por corporaciones privadas como por gobiernos, a menudo con propósitos de mercadeo o de “relaciones públicas”. El “trolleo” en Internet es por cierto una industria en rápido crecimiento.
Los trolls usan una amplia variedad de estrategias, algunas de las cuales son exclusivas de internet. Éstas son solo unas pocas.
1. Hacen comentarios ofensivos para distraer o frustrar: una táctica de Alinsky utilizada para emocionar a la gente, aunque es menos efectiva debido a la naturaleza impersonal de la Web.
2. Presentarse como un partidario de la verdad, luego hacer comentarios que desacrediten al movimiento. La clave de esta táctica es hacer referencias a argumentos comunes del movimiento que se supone está siendo apoyado, mientras al mismo tiempo se barbotean insensateces, para hacer que argumentos de otra manera válidos parezcan ridículos por asociación. Es sabido que esos “Trolls-troyanos” colocan comentarios que incitan a la violencia – una técnica que obviamente tiene el propósito de justificar las aseveraciones de propagandistas de think-tanks, que pretenden que hay que temer a los constitucionalistas como si fueran potenciales terroristas del interior.
3. Dominio de discusiones: los Trolls se interponen frecuentemente en discusiones productivas en la web a fin de apartarlas de su objetivo y frustrar a los participantes.
4. Respuestas pre-escritas: muchos trolls reciben una lista o base de datos con puntos de conversación previamente planificados, preparados como respuestas generalizadas y engañosas a argumentos honestos. Cuando las colocan, sus palabras suenan extrañamente plásticas y bien ensayadas.
5. Asociación falsa: esto funciona mano a mano con el ítem Nº 2, invocando los estereotipos establecidos por el “Troll-troyano”. Por ejemplo, calificar a los que se oponen a la Reserva Federal” de “teóricos conspirativos” o “lunáticos”; asociando deliberadamente a los movimientos antiglobalistas con racistas y terroristas internos; mediante connotaciones inherentemente negativas; y utilizando asociaciones falsas para provocar prejuicios y disuadir a la gente de examinar objetivamente la evidencia.
6. Moderación falsa: pretendiendo ser la “voz de la razón” en una discusión con partes obvias y definidas en un intento de alejar a la gente de lo que es evidentemente verídico hacia una “área gris”, en la cual la verdad se hace “relativa”.
7. Argumentos de testaferro: una técnica muy común. Aunque no lo haga, el troll acusará al lado opuesto de suscribir un cierto punto de vista y después ataca ese punto de vista. O el troll pone palabras en la boca del lado contrario y luego rechaza esas palabras específicas.
A veces estas estrategias son utilizadas por gente común y corriente con serios problemas de personalidad. Sin embargo, si se ve a alguien que utiliza frecuentemente estas tácticas, o utiliza muchas de ellas al mismo tiempo, se puede estar ante un troll de internet pagado.

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