Conocé los 10 mejores lugares para deleitarte con un pancho

El pancho (o "hot dog", como ellos lo llaman) es un invento norteamericano, al igual que la hamburguesa, y se ha divulgado a lo largo de todo el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Clásico de la venta callejera, en la Argentina es un ícono de la comida rápida, que gusta a todo el mundo, sin diferencia de clases sociales. PlanetaJOY salió a probar panchos en Capital y Gran Buenos Aires, y este es su veredicto: el ranking de los 10 mejores. A continuación, los ganadores.




1. Peters
“No es un pancho, es un Peters”, dicen sus fanáticos. Con 16 locales, esta es una de las pancherías más populares de la ciudad. A cualquier hora del día y al paso, te pedís uno con una abundante lluvia de papas e inmediatamente sos feliz. La salchicha es lo de menos. Acá lo fuerte pasa por la increíble variedad de salsas. Son más de 50 entre las cremas, las de quesos, las de verduras y las picantes.
(Honduras 5076, Palermo Soho y sucursales)

2. Pancho 46
Se hizo famoso hace casi 20 años cuando Marcelo Tinelli lo empezó a usar como locación para sus primeras cámaras ocultas, y desde entonces no dejó de sumar admiradores. Está ubicado en San Martín, no cierra nunca y los fines de semana se llena de fanáticos de los autos que hacen largas colas para obtener el preciado bocadillo. Los panchos cuestan 3,25 y el secreto de su éxito es la calidad del pan. Los panchos son pequeños y hay que comer entre tres y cinco para quedar saciado.
(Av. Constituyentes y Arturo Illia, San Martín).

3. Pancho 95
Pancho 95 se llama así porque su primer local, en Avellaneda, estaba frente a la cabecera de la línea 95 y los choferes siempre se clavaban un par de panchos después de terminar el recorrido. Devenido en cadena, tiene sucursales en distintos puntos de la ciudad y sus precios son los más económicos de este listado ($2,50 con lluvia de papas). Ideal para la muchachada, a las seis de la mañana después del boliche.
(Juan B. Justo 9202, Liniers, y sucursales)

4. La Pepita
Un refugio indispensable para los noctámbulos que salen por Palermo. La ubicación de La Pepita es estratégica: está a metros de bares de copas como Carnal, El Tiki y Bangalore, y ahí nomás de boliches como Niceto Club o Ink. De madrugada, después de una noche de copas y correteo, un simple pancho al paso se puede convierte en el mejor momento de la madrugada. Pagás 3 pesos, le echás mostaza y lo acompañás con una cervecita. Y entonces sí te podés ir a dormir.
(Niceto Vega 5525, Palermo Hollywood)

5. Blancanieves
Un clásico de Martinez que ya lleva más de 45 años de historia. Perdido en una cuadra suburbana, Blancanieves sirve unos panchos tipo alemán, con salchicha ahumada con piel y pan casero que son verdaderamente espectaculares. Tienen muchas salsas (desde finas hierbas hasta queso ahumado), pero los que saben lo piden solo y le agregan, tal vez, una línea de mostaza. A 6 pesos, es mucho más caro que el precio del pancho promedio porteño, pero lo vale.
(Paunero 2024, Martinez / T. 4793-6824)

6. Pancho Villa
Un caso de éxito argentino que no conoce de horarios ni de fronteras. De horarios, porque está abierto las 24 horas. Y de fronteras porque además de sus locales en Buenos Aires, Córdoba, Río Cuarto, Rosario y Mar del Plata, tiene sucursales en Venezuela y en México. Sus panchos de salchicha extra larga a 4 pesos son pasión de multitudes que a toda hora eligen dos salsas sobre 40 posibles y una lluvia de papas. De perfil alto y cholulo, los panchos desfilaron en el programa de Marcelo Tinelli y tienen como rostro visible a la ex vedette Marixa Balli. Un combo tan rico como extravagante.

7. Jumbo Dogs
Ir a un shopping o a un hipermercado, puede ser una experiencia desagradable y trastornante. Sin embargo, esta panchería ubicada a un costado de la línea de cajas de las sucursales de los supermercados Jumbo hace que la cosa sea un poco más llevadera. Es una de las pocas de la ciudad que sirve verdaderas salchichas alemanas, gordas y de piel gruesa. El plan es el "combo" de pancho más gaseosa y el dato es que suelen vender todo antes de que cierre el día y que los fines de semana explota de gente. Con frescura y sabor asegurado, se trata de una panchería low profile, sin colores estridentes, ni tres docenas de salsas. Ni siquiera tienen asientos y hay que comer de dorapa. Pan-salchicha-pan. Y a otra cosa, mariposa.
En Unicenter (Av Paraná 3745, Martínez) y sucursales.

8. Snack Bowling
El deporte y la comida chatarra no suelen ser buenos compañeros. Pero es bowling es la excepción. Esta discplina invita mucho más al pancho y la coca que al Gatoreade y la fruta fresca. Snack Bowling es un clásico de Martinez para jugar a los bolos y clavarse un hot dog entre chuza y chuza. También podes comer en las mesas, sentados con mantelitos y atendido por mozos. El pancho sale sólo, con chucrut, con queso o panceta, o todos combinados. La mala noticia es que cada adicional cuesta 50 centavos.
(Av. Libertador 13054, Martínez)

9. El Amanecer de Carlitos
En las enclenques mesas de El amanecer de Carlitos, en Vicente López, es común ver a parejas en la fase terminal de la relación, coronando el pre-duelo con panchos y panqueques a granel. Son, sin dudas, las mejores salchichas que se pueden conseguir si uno ha planeado esa noche para largar a su mujer o viceversa. Más allá del pancho en sí mismo (abundante, grasoso y muy rico), lo que invita a la separación es lo deprimente del local, coronado por la presencia del propio Carlitos, siempre con su gorra tipo Capitán Piluso.
(Av. del Libertador 148, frente al Carrefour de Vicente López, y sucursales)

10. Metro Food
Los abogados tienen su lugar en el mundo para entregarse a la ley de la salchicha. En la estación Tribunales del subte D funciona Metro Food, un puestito en el que los panchos arrasan. Las salchichas se van dorando en un caluroso artefacto giratorio y el olorcito se mezcla con el tufillo a expediente añejo. Así, los letrados empollan úlceras y pre infartos como quien presenta amparos. ¿Pero quién les quita la alegria del panchito del mediodía? El encargado del puesto asegura que durante los años del caso Cóppola, Samanta Farjat se agarró ahí mismo de las mechas con Natalia de Negri, justo antes de ingresar a Tribunales para mandar al frente al canoso representante.
(Andén de la Estación Tribunales del subte línea D)

Por Manuel Cruz

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