Top 10: los famosos más tacaños en los restaurantes
¿Quiénes son las celebrities más amarretas del universo mediático a la hora de pagar la cuenta y dejar propina?
Se sabe: el mundo de las celebridades tiene sus mitos sobre la generosidad o tacañería de sus integrantes. Las anécdota abundan y muchas de ellas transcurren en las mesas de los restaurantes. Hacia allí fue Planeta JOY para ocuparse, con nombre y apellido, de los que piden cenas de garrón y de los que a la hora de dejar propina, son capaces de hacer torrecitas con monedas de 50 centavos antes que desembolsar el 10 por ciento correspondiente. Aquí, 10 de los famosos más tacaño de la Argentina a la hora de salir a comer.
1. Adrián Suar: Adriancito valora demasiado el dinero, o le cuesta disfrutarlo, como él mismo alguna vez declaró. La cuestión es que mientras su ex, Araceli González, es capaz de contratar un guardaespaldas para que le cargue las bolsas de Bal Harbour, en Miami, él elige las pizzerías tradicionales porteñas para salir a comer después del teatro o locales de fast food para llevar a su hijo. Al mediodía, evita los almuerzos afuera del canal y si no le queda otra, paga con la gold de ejecutivo: jamás con su propia plata.
2. Julio Bocca: cuando lo atienden mal, deja una moneda de 50 centavos, en señal de protesta por el servicio deficiente, y cuando lo atienden bien, un billete de dos pesos es su tope. O por lo menos de eso se quejan varios mozos de los alrededores de su escuela de danza, muy cerca de Florida Garden y otros lugares tradicionales donde nuestra figura se despacha con un buen vino y un almuerzo suculento, de esos que puede comer recién ahora, que ya dejó las tablas y con ellas, los menús de pajarito. También accede contento si lo invitan, pero como eso ocurre cada vez menos, es común verlo pasar con un tupper de vianda para evitar las salidas y los gastos.
3. Dolores Barreiro: Es vegetariana, muy casera y le encanta cocinar para su marido y sus tres hijos en su casa de Ingeniero Maschwitz. Por eso cuando sale, intenta volver con la billetera intacta. Asidua de eventos y de arreglos varios con marcas de moda para lucir su ropa y así evitar comprarla, Dolo solo pide ensaladas o risottos, si la invitan. Cuando tiene que pagar la cuenta prefiere pedirse un tecito o picotear de los platos de los demás.
4. Carlos Bianchi: Una mente táctica por naturaleza, es de los que piensan que el mesero no tiene por qué recibir un dinero extra por su trabajo, ¡porque de esa manera cualquier oficio tendría un sobresueldo! ¡Qué exigente Carlitos! Habitué de las parrillas de Puerto Madero, la escuadra que atiende al Gran DT sabe que un billete de 20 pesos es una gran suerte.
5. Carolina “Pampita” Ardohain: Hasta que se compró su primer auto viajaba en colectivo, aún cuando facturaba cachets de cinco cifras. Pampi siempre tuvo “tendencia al ahorro”. Lo saben bien especialmente en los bares y restaurantes de Punta del Este, donde muchos la recuerdan junto a su primer marido, el bon vivant Martín Barrantes por dejar propinas en pesos argentinos, que nunca representaban más del 2 por ciento de todo lo consumido. En el famoso restaurante “Lo de Tere”, uno de sus preferidos, los mozos no dejan de recordarlo a quien quiera escucharlos.
6. Gerardo Sofovich: Al Ruso le gusta hacerse “amigote” de los mozos pero es bastante agarrado a la hora de retribuirlos. Le encanta obtener canjes en restaurantes a cambio de menciones en la tele. Eso sí: en la cena que compartió con una señorita hace algunas semanas en Rond Point, la propina fue correcta, sostiene quien lo atendió.
7. Mauricio Macri: Fiel a su lema “el ahorro es la base de la fortuna”, no le gusta gastar. Esto es así, desde siempre. Se cuentan anécdotas sobre él, ya desde los 90 cuando un grupo de paparazzi lo “pescó” con la entonces modelo Marina Wollman cenando en un conocido sushi-bar de Retiro. Mauricio encontró en esa intromisión la excusa perfecta para enojarse, interrumpir la cena y fugarse sin desembolsar lo consumido hasta ese momento. Años después, y ya establecido con su ahora ex mujer Isabel Menditeguy, lo mismo: odiaba tanto los flashes que apenas se insinuaban, por ejemplo, en los enormes ventanales del Museo Renault, el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad, se levantaba sin chistar y se iba sin pagar para evitar el asedio.
8. Nazarena Vélez: Ella sabe que tiene algo a favor: reparte autógrafos, besos y fotos firmadas en cualquier lado y sale airosa. Especialmente lo hace en un restaurante céntrico cercano a la Avenida Corrientes que suele estar habitado por vedettes con purpurina y actores cómicos que trasnochan allí desde 1960. Naza chapea con la simpatía y siempre deja cuentas pendientes. Más de una vez invita a grupetes a comer y se retira primera … dejando la cuenta en manos de sus invitados. ¡Así cualquiera!
9. Alejandro Gravier: ¿Quien no se acuerda de la galera, el jacket y los cinco centímetros que le faltaban al pobre Ale para alcanzar la altura de Valeria Mazza, en su boda televisada? El manager y/o empresario es un experto en eludir la cuenta, conseguir canjes (así “pagó” su casamiento) y negociar regalos a cambio de unos minutos de asistencia de su esposa a cualquier evento. La leyenda cuenta que no sólo es incapaz de dejar propina, también tiene por hábito obsequiar autógrafos de Valeria a los camareros para retribuir sus servicios, algo que a la mayoría de ellos no le hace nada de gracia.
10. Fito Páez: Un renegado de la fama, al rosarino no le gusta que le mencionen su calidad de famoso en ninguna de sus salidas íntimas, mucho menos si está con sus hijos, de modo que rechaza todo tipo de invitación. Pero al final de las comidas jamás se pone con una buena propina. Incluso en los lugares que lo tienen como habitué, ya directamente ni se toma el trabajo de retribuir a los camareros. Sólo deja la lapicera junto al ticket de la tarjeta. Mal, para un rockero que tiene colegas híper generosos, como Charly o Luis Alberto, que son famosos por su generosidad a la hora de reconocer el trabajo de los meseros.
Por Aldana Di Topo
Se sabe: el mundo de las celebridades tiene sus mitos sobre la generosidad o tacañería de sus integrantes. Las anécdota abundan y muchas de ellas transcurren en las mesas de los restaurantes. Hacia allí fue Planeta JOY para ocuparse, con nombre y apellido, de los que piden cenas de garrón y de los que a la hora de dejar propina, son capaces de hacer torrecitas con monedas de 50 centavos antes que desembolsar el 10 por ciento correspondiente. Aquí, 10 de los famosos más tacaño de la Argentina a la hora de salir a comer.
1. Adrián Suar: Adriancito valora demasiado el dinero, o le cuesta disfrutarlo, como él mismo alguna vez declaró. La cuestión es que mientras su ex, Araceli González, es capaz de contratar un guardaespaldas para que le cargue las bolsas de Bal Harbour, en Miami, él elige las pizzerías tradicionales porteñas para salir a comer después del teatro o locales de fast food para llevar a su hijo. Al mediodía, evita los almuerzos afuera del canal y si no le queda otra, paga con la gold de ejecutivo: jamás con su propia plata.
2. Julio Bocca: cuando lo atienden mal, deja una moneda de 50 centavos, en señal de protesta por el servicio deficiente, y cuando lo atienden bien, un billete de dos pesos es su tope. O por lo menos de eso se quejan varios mozos de los alrededores de su escuela de danza, muy cerca de Florida Garden y otros lugares tradicionales donde nuestra figura se despacha con un buen vino y un almuerzo suculento, de esos que puede comer recién ahora, que ya dejó las tablas y con ellas, los menús de pajarito. También accede contento si lo invitan, pero como eso ocurre cada vez menos, es común verlo pasar con un tupper de vianda para evitar las salidas y los gastos.
3. Dolores Barreiro: Es vegetariana, muy casera y le encanta cocinar para su marido y sus tres hijos en su casa de Ingeniero Maschwitz. Por eso cuando sale, intenta volver con la billetera intacta. Asidua de eventos y de arreglos varios con marcas de moda para lucir su ropa y así evitar comprarla, Dolo solo pide ensaladas o risottos, si la invitan. Cuando tiene que pagar la cuenta prefiere pedirse un tecito o picotear de los platos de los demás.
4. Carlos Bianchi: Una mente táctica por naturaleza, es de los que piensan que el mesero no tiene por qué recibir un dinero extra por su trabajo, ¡porque de esa manera cualquier oficio tendría un sobresueldo! ¡Qué exigente Carlitos! Habitué de las parrillas de Puerto Madero, la escuadra que atiende al Gran DT sabe que un billete de 20 pesos es una gran suerte.
5. Carolina “Pampita” Ardohain: Hasta que se compró su primer auto viajaba en colectivo, aún cuando facturaba cachets de cinco cifras. Pampi siempre tuvo “tendencia al ahorro”. Lo saben bien especialmente en los bares y restaurantes de Punta del Este, donde muchos la recuerdan junto a su primer marido, el bon vivant Martín Barrantes por dejar propinas en pesos argentinos, que nunca representaban más del 2 por ciento de todo lo consumido. En el famoso restaurante “Lo de Tere”, uno de sus preferidos, los mozos no dejan de recordarlo a quien quiera escucharlos.
6. Gerardo Sofovich: Al Ruso le gusta hacerse “amigote” de los mozos pero es bastante agarrado a la hora de retribuirlos. Le encanta obtener canjes en restaurantes a cambio de menciones en la tele. Eso sí: en la cena que compartió con una señorita hace algunas semanas en Rond Point, la propina fue correcta, sostiene quien lo atendió.
7. Mauricio Macri: Fiel a su lema “el ahorro es la base de la fortuna”, no le gusta gastar. Esto es así, desde siempre. Se cuentan anécdotas sobre él, ya desde los 90 cuando un grupo de paparazzi lo “pescó” con la entonces modelo Marina Wollman cenando en un conocido sushi-bar de Retiro. Mauricio encontró en esa intromisión la excusa perfecta para enojarse, interrumpir la cena y fugarse sin desembolsar lo consumido hasta ese momento. Años después, y ya establecido con su ahora ex mujer Isabel Menditeguy, lo mismo: odiaba tanto los flashes que apenas se insinuaban, por ejemplo, en los enormes ventanales del Museo Renault, el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad, se levantaba sin chistar y se iba sin pagar para evitar el asedio.
8. Nazarena Vélez: Ella sabe que tiene algo a favor: reparte autógrafos, besos y fotos firmadas en cualquier lado y sale airosa. Especialmente lo hace en un restaurante céntrico cercano a la Avenida Corrientes que suele estar habitado por vedettes con purpurina y actores cómicos que trasnochan allí desde 1960. Naza chapea con la simpatía y siempre deja cuentas pendientes. Más de una vez invita a grupetes a comer y se retira primera … dejando la cuenta en manos de sus invitados. ¡Así cualquiera!
9. Alejandro Gravier: ¿Quien no se acuerda de la galera, el jacket y los cinco centímetros que le faltaban al pobre Ale para alcanzar la altura de Valeria Mazza, en su boda televisada? El manager y/o empresario es un experto en eludir la cuenta, conseguir canjes (así “pagó” su casamiento) y negociar regalos a cambio de unos minutos de asistencia de su esposa a cualquier evento. La leyenda cuenta que no sólo es incapaz de dejar propina, también tiene por hábito obsequiar autógrafos de Valeria a los camareros para retribuir sus servicios, algo que a la mayoría de ellos no le hace nada de gracia.
10. Fito Páez: Un renegado de la fama, al rosarino no le gusta que le mencionen su calidad de famoso en ninguna de sus salidas íntimas, mucho menos si está con sus hijos, de modo que rechaza todo tipo de invitación. Pero al final de las comidas jamás se pone con una buena propina. Incluso en los lugares que lo tienen como habitué, ya directamente ni se toma el trabajo de retribuir a los camareros. Sólo deja la lapicera junto al ticket de la tarjeta. Mal, para un rockero que tiene colegas híper generosos, como Charly o Luis Alberto, que son famosos por su generosidad a la hora de reconocer el trabajo de los meseros.
Por Aldana Di Topo
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