Hacia una Justicia para todos
Pensamientos incorrectosPor Rolando Hanglin
Este trabajo sólo pretende aportar algunos criterios de orientación humanística al funcionamiento de nuestros Tribunales, más allá del llamado "garantismo", que ya consideramos obsoleto.
Los inimputables. Serán considerados penalmente inimputables los sub-niños de 0 a 15 años, los niños propiamente dichos de 15 a 25 y los adolescentes de 25 a 35. Entre los 35 y los 49 años, los ciudadanos serán imputables, pero a partir de los 50 cumplirán sólo penas de arresto domiciliario. En caso de ser mujeres y madres, este beneficio deberá extenderse a todas ellas, para que puedan amamantar, acunar o alimentar a sus pobres hijos.
El robo. La escena clásica del derecho penal consta siempre de dos protagonistas: el ladrón y el propietario. Según nuestro revolucionario concepto, el ladrón es la víctima por excelencia, en tanto que el propietario, prima facie, es culpable. Razones: el supuesto ladrón ha padecido innumerables carencias, de lo contrario ni se le ocurriría robar.
Por ejemplo: es posible que haya recibido una mala educación primaria, o ninguna. Seguramente carece de educación secundaria, y ni hablemos de la universitaria. Si disfrutó de estos beneficios educativos, sin duda lo hizo en aulas y claustros llenos de goteras, con paredes descascaradas, docentes faltadores y otros signos de deterioro. Y en caso de que así no fuera, es seguro que el ladrón fue mal alimentado, mal vestido y maltratado por su papá, que es la causa de casi todos los males. Por lo tanto, tenemos a un individuo acosado por la precariedad. Esta afligente situación lo lleva a apoderarse de un vehículo 4x4, de los que tan bien lucen en los anuncios comerciales que se ven por todas partes. Tras mucho buscar, encuentra en la calle uno de estos bellos automotores, pero se topa con el inconveniente de que el auto está ocupado por un señor que dice ser su dueño, cosa que al ladrón no le consta y a nosotros tampoco. Este supuesto propietario se resiste enérgicamente a ceder su auto al necesitado, sea por egoísmo, por codicia, por maldad u otras razones. La víctima, entonces, se ve obligada a desalojar al presunto propietario, previo disparo de uno o dos pequeños tiros del arma de fuego que encontró en la vereda. Una lástima, ya que el así llamado "dueño" del vehículo, por su falta de solidaridad, se encontrará en adelante un poquito muerto, a todos los efectos.
Si la policía encontrara este cuadro de situación, deberá acompañar a la víctima (el ladrón) a casa de sus padres, para que estos dispongan el tratamiento psicológico necesario, después de semejante experiencia.
La violación. Como en todos los llamados "delitos penales", aquí el verdadero responsable es la sociedad, o sea: el mercado. Todos los sub-niños, niños y adolescentes son bombardeados constantemente por propuestas de carácter hedonista. Cuerpos lujuriosos, semidesnudos, de auténticas hembras en celo, menudean en las pantallas de televisión, las tapas de revista, los afiches. En todas partes los personajes que se proponen como "modelos" de la juventud proclaman su derecho absoluto a pasarla bien, divertirse, gozar. Y lo hacen sin límites: véanse -si no- los besos de lengua entre Madonna y Britney Spears, entre Ernestina Pais y María Eugenia Ritó, la inquietante silueta de Pamela David, la tremenda figura de Magalí Montoro, la imagen de felicidad que transmiten -en playas espléndidas donde todo es belleza- Martín Demichelis, Wanda Nara, "Chachi" Telesco, Diego Forlán, Emilia Attias y el "Turco" Naim. En fin: todos se divierten, todos la pasan bien. ¿Qué varón hormonalmente constituido puede sustraerse a semejante estímulo?
Y el presunto "violador" también quiere divertirse. Por eso busca a una chica ad hoc. Digamos, atractiva. Pero ella se niega, alegando razones del momento, a complacer los requerimientos amorosos de nuestro hombre. Así discriminado, este niño o sub-niño, que ya venía padeciendo otras carencias, presiona con angustia a la muchacha y termina venciendo su resistencia, burlando de algún modo la falta de solidaridad. Mas luego, temeroso de ser nuevamente discriminado si la muchacha procediera a reconocerlo en ronda de presos, la saca de este mundo por los medios a su alcance.
Así terminan todas las historias de insolidaridad: trágicamente. Una chica preciosa, con toda la vida por delante, ya no está entre nosotros. La víctima de este perverso cuadro (mercado hedonista más mujer egoísta) es el antes llamado violador.
Debemos acompañarlo a la casa de sus padres, para que le proporcionen la atención psicológica debida.
Las cárceles. En el nuevo sistema se producirá una gran despoblación de los institutos penales. De esta forma podremos convertirlos en colegios y universidades de excelencia donde los conflictuados (queda desterrada la palabra presos) estudiarán Derecho, Física Cuántica, Sociología, Electrotécnica, Robótica, practicando deportes olímpicos en modernas instalaciones. Algunos de ellos podrán ser doctorados summa cum laude. O directamente honoris causa, si acreditaran méritos suficientes a pesar de su corta edad.
Naturalmente, las prisiones (en adelante: colegios recreativos) serán abiertas. Es decir: los conflictuados entrarán y saldrán de ellas a toda hora, para cumplir con sus distintos cursos, que serán también de asistencia libre. Algunos agoreros sostienen que por este camino no sólo se despoblarán las cárceles, sino el país todo, registrándose un nuevo éxodo argentino a España, Italia, Israel, Estados Unidos, Brasil, México, Suecia, China, Finlandia, Alaska, etc. Mas no será así, entre otras cosas porque las naciones ya no admiten inmigrantes a troche y moche. Podrán viajar en balsas, pero la mayoría naufragará en el Atlántico Sur y -dada la temperatura reinante- no tendrán más alternativa que volver a nado.
El comienzo. Un fallo ejemplar, en la provincia de Córdoba, anuncia ya el nacimiento de este nuevo derecho penal. Un camionero de 52 años llamado Jorge (el apellido lo omitimos por respeto a sus hijos) se mostraba exigente, despiadado, sádico, con sus cinco vástagos de distinta edad. El muy facho quería que los chicos estudiaran, se levantaran temprano y obtuvieran buenas notas. Una de las hijas, de sólo 17 años y por lo tanto no-imputable según nuestros conceptos, acusó al padre de haberla violado e interesó en el drama a su mamá, de nombre Analía. El tribunal tomó en cuenta los indicios, ya que no había revisaciones médicas ni peritajes de ningún tipo. En este caso, el único testimonio obtenido fue el de la suegra de Jorge, quien declaró: "Dios me decía que en esta casa pasaba algo raro".
Jorge pasó 20 meses en una cárcel de máxima seguridad, la de Bouwer. Luego, la hija confesó que su padre no la había violado, sino que sólo le había exigido que estudiara. Por eso, el acusado quedó en libertad. Fue un auténtico "casus interruptus". El Tribunal olvidó considerar que la exigencia de buenas calificaciones y horarios deshumanizados de vigilia y estudio constituye, en sí misma, una violación. Es decir: ese padre violó a su hija a partir de 2003 (cuando inició su acoso fascista) y por lo tanto no le corresponde el arresto domiciliario. Debió pudrirse en la cárcel.
Profundizando estos conceptos llegaremos a un ideal: ¡Justicia para todos!
Hacia una Justicia para todos
Por Rolando Hanglin
Especial para lanacion.com
Este trabajo sólo pretende aportar algunos criterios de orientación humanística al funcionamiento de nuestros Tribunales, más allá del llamado "garantismo", que ya consideramos obsoleto. Los inimputables. Serán considerados penalmente inimputables los sub-niños de 0 a 15 años, los niños propiamente dichos de 15 a 25 y los adolescentes de 25 a 35. Entre los 35 y los 49 años, los ciudadanos serán imputables, pero a partir de los 50 cumplirán sólo penas de arresto domiciliario. En caso de ser mujeres y madres, este beneficio deberá extenderse a todas ellas, para que puedan amamantar, acunar o alimentar a sus pobres hijos.
El robo. La escena clásica del derecho penal consta siempre de dos protagonistas: el ladrón y el propietario. Según nuestro revolucionario concepto, el ladrón es la víctima por excelencia, en tanto que el propietario, prima facie, es culpable. Razones: el supuesto ladrón ha padecido innumerables carencias, de lo contrario ni se le ocurriría robar.
Por ejemplo: es posible que haya recibido una mala educación primaria, o ninguna. Seguramente carece de educación secundaria, y ni hablemos de la universitaria. Si disfrutó de estos beneficios educativos, sin duda lo hizo en aulas y claustros llenos de goteras, con paredes descascaradas, docentes faltadores y otros signos de deterioro. Y en caso de que así no fuera, es seguro que el ladrón fue mal alimentado, mal vestido y maltratado por su papá, que es la causa de casi todos los males. Por lo tanto, tenemos a un individuo acosado por la precariedad. Esta afligente situación lo lleva a apoderarse de un vehículo 4x4, de los que tan bien lucen en los anuncios comerciales que se ven por todas partes. Tras mucho buscar, encuentra en la calle uno de estos bellos automotores, pero se topa con el inconveniente de que el auto está ocupado por un señor que dice ser su dueño, cosa que al ladrón no le consta y a nosotros tampoco. Este supuesto propietario se resiste enérgicamente a ceder su auto al necesitado, sea por egoísmo, por codicia, por maldad u otras razones. La víctima, entonces, se ve obligada a desalojar al presunto propietario, previo disparo de uno o dos pequeños tiros del arma de fuego que encontró en la vereda. Una lástima, ya que el así llamado "dueño" del vehículo, por su falta de solidaridad, se encontrará en adelante un poquito muerto, a todos los efectos.
Si la policía encontrara este cuadro de situación, deberá acompañar a la víctima (el ladrón) a casa de sus padres, para que estos dispongan el tratamiento psicológico necesario, después de semejante experiencia.
La violación. Como en todos los llamados "delitos penales", aquí el verdadero responsable es la sociedad, o sea: el mercado. Todos los sub-niños, niños y adolescentes son bombardeados constantemente por propuestas de carácter hedonista. Cuerpos lujuriosos, semidesnudos, de auténticas hembras en celo, menudean en las pantallas de televisión, las tapas de revista, los afiches. En todas partes los personajes que se proponen como "modelos" de la juventud proclaman su derecho absoluto a pasarla bien, divertirse, gozar. Y lo hacen sin límites: véanse -si no- los besos de lengua entre Madonna y Britney Spears, entre Ernestina Pais y María Eugenia Ritó, la inquietante silueta de Pamela David, la tremenda figura de Magalí Montoro, la imagen de felicidad que transmiten -en playas espléndidas donde todo es belleza- Martín Demichelis, Wanda Nara, "Chachi" Telesco, Diego Forlán, Emilia Attias y el "Turco" Naim. En fin: todos se divierten, todos la pasan bien. ¿Qué varón hormonalmente constituido puede sustraerse a semejante estímulo?
Y el presunto "violador" también quiere divertirse. Por eso busca a una chica ad hoc. Digamos, atractiva. Pero ella se niega, alegando razones del momento, a complacer los requerimientos amorosos de nuestro hombre. Así discriminado, este niño o sub-niño, que ya venía padeciendo otras carencias, presiona con angustia a la muchacha y termina venciendo su resistencia, burlando de algún modo la falta de solidaridad. Mas luego, temeroso de ser nuevamente discriminado si la muchacha procediera a reconocerlo en ronda de presos, la saca de este mundo por los medios a su alcance.
Así terminan todas las historias de insolidaridad: trágicamente. Una chica preciosa, con toda la vida por delante, ya no está entre nosotros. La víctima de este perverso cuadro (mercado hedonista más mujer egoísta) es el antes llamado violador.
Debemos acompañarlo a la casa de sus padres, para que le proporcionen la atención psicológica debida.
Las cárceles. En el nuevo sistema se producirá una gran despoblación de los institutos penales. De esta forma podremos convertirlos en colegios y universidades de excelencia donde los conflictuados (queda desterrada la palabra presos) estudiarán Derecho, Física Cuántica, Sociología, Electrotécnica, Robótica, practicando deportes olímpicos en modernas instalaciones. Algunos de ellos podrán ser doctorados summa cum laude. O directamente honoris causa, si acreditaran méritos suficientes a pesar de su corta edad.
Naturalmente, las prisiones (en adelante: colegios recreativos) serán abiertas. Es decir: los conflictuados entrarán y saldrán de ellas a toda hora, para cumplir con sus distintos cursos, que serán también de asistencia libre. Algunos agoreros sostienen que por este camino no sólo se despoblarán las cárceles, sino el país todo, registrándose un nuevo éxodo argentino a España, Italia, Israel, Estados Unidos, Brasil, México, Suecia, China, Finlandia, Alaska, etc. Mas no será así, entre otras cosas porque las naciones ya no admiten inmigrantes a troche y moche. Podrán viajar en balsas, pero la mayoría naufragará en el Atlántico Sur y -dada la temperatura reinante- no tendrán más alternativa que volver a nado.
El comienzo. Un fallo ejemplar, en la provincia de Córdoba, anuncia ya el nacimiento de este nuevo derecho penal. Un camionero de 52 años llamado Jorge (el apellido lo omitimos por respeto a sus hijos) se mostraba exigente, despiadado, sádico, con sus cinco vástagos de distinta edad. El muy facho quería que los chicos estudiaran, se levantaran temprano y obtuvieran buenas notas. Una de las hijas, de sólo 17 años y por lo tanto no-imputable según nuestros conceptos, acusó al padre de haberla violado e interesó en el drama a su mamá, de nombre Analía. El tribunal tomó en cuenta los indicios, ya que no había revisaciones médicas ni peritajes de ningún tipo. En este caso, el único testimonio obtenido fue el de la suegra de Jorge, quien declaró: "Dios me decía que en esta casa pasaba algo raro".
Jorge pasó 20 meses en una cárcel de máxima seguridad, la de Bouwer. Luego, la hija confesó que su padre no la había violado, sino que sólo le había exigido que estudiara. Por eso, el acusado quedó en libertad. Fue un auténtico "casus interruptus". El Tribunal olvidó considerar que la exigencia de buenas calificaciones y horarios deshumanizados de vigilia y estudio constituye, en sí misma, una violación. Es decir: ese padre violó a su hija a partir de 2003 (cuando inició su acoso fascista) y por lo tanto no le corresponde el arresto domiciliario. Debió pudrirse en la cárcel.
Profundizando estos conceptos llegaremos a un ideal: ¡Justicia para todos!
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